La
"guerra fría" designa esencialmente la larga y abierta rivalidad que
enfrentó a EE.UU. y la Unión Soviética y sus respectivos aliados tras la
segunda guerra mundial. Este conflicto fue la clave de las relaciones
internacionales mundiales durante casi medio siglo y se libró en los frentes
político, económica y propagandístico, pero solo de forma muy limitada en el
frente militar
La Gran
Alianza que había derrotado al Eje en una cruenta guerra de casi seis años se
rompió en el corto plazo de unos meses. La guerra fría entre Estados Unidos y
el bloque que dirigirá y la URSS y sus aliados marcará la escena internacional
por casi medio siglo.
1946: El Creciente Enfrentamiento
En enero se
produjo en la ONU el primer encuentro cuando
delegación iraní protestó por la prolongación de la ocupación soviética de sus
provincias septentrionales, continuación que violaba un acuerdo firmado por
los Aliados durante la guerra. La dura reacción norteamericana consiguió que la
URSS se retirara a los pocos meses.
En febrero,
además de descubrirse una red de espías
soviéticos en Canadá, Stalin
pronunció un duro discurso en Moscú en el que no dudó en afirmar que el
capitalismo y el comunismo eran "incompatibles" y que la URSS
debía prepararse para un período de rearme.
George
Kennan, experto en asuntos soviéticos del Departamento de Estado
norteamericano, envió un telegrama a Washington. Este telegrama de dieciséis
páginas contenía un análisis demoledor: la Unión Soviética era un estado
irrevocablemente hostil a Occidente que continuaría con su política
expansionista.
El 5 de
marzo de 1946, Churchill visitó los EE.UU. y pronunció un célebre discurso en
la universidad de Fulton, en el estado de Missouri. El veterano político
británico consagró la expresión "telón
de acero" para referirse a la frontera que separaba a la Europa
dominada por el ejército soviético del resto.
Como una
réplica al telegrama de Kennan, el embajador soviético en Washington, Nikolai
Novikov, envió también un largo telegrama a Moscú en septiembre. En él afirmaba que los EE.UU. buscaban
dominar el mundo y estaban preparando una guerra para ello. Los telegramas
de los enviados diplomáticos eran una buena prueba del creciente deterioro de
las relaciones entre los antiguos aliados.
El año 1946
supuso el fin del entendimiento entre los aliados. Aunque los partidos
comunistas occidentales participaban aún en gabinetes de coalición en países
como Francia y como Italia, dos cruentas guerras civiles enfrentaban a
comunistas y conservadores en Grecia y China, y la tensión entre las
administraciones de ocupación occidentales y soviética en Alemania era creciente.
1947: El año de la ruptura
El año 1947
marca el fin definitivo de la antigua alianza. En un Europa en la que la
reconstrucción no ha comenzado aún, el hambre y el descontento social son el
contexto en el que crece y crece la desconfianza entre antiguos Aliados.
Mientras los países occidentales desconfían del expansionismo soviético en las
zonas donde el Ejército Rojo se ha
asentado, los soviéticos se quejan de que los occidentales no envían a la URSS
la parte correspondiente de las reparaciones que debían extraerse en sus zonas
de ocupación, dificultando la recuperación de una URSS en ruinas.
El año se
inició con una clara violación soviética
de los acuerdos de Yalta (Crimea) del 4 al 11 de febrero de 1945 en lo referido a Polonia. Las elecciones
se celebraron en enero tuvieron lugar en un ambiente de falta de libertad y
arbitrariedad que permitió el triunfo de los candidatos comunistas.
La Doctrina
Truman
En febrero
de 1947 una alarmante nota del gobierno británico llegó a Washington. En ella
se informaba a Truman y a su nuevo
Secretario de Estado, George Marshall, de que el gobierno de Londres era
incapaz de continuar apoyando al gobierno conservador de Atenas en su lucha
contra las guerrillas comunistas griegas. También comunicaba que la nota que
Gran Bretaña era incapaz de seguir ayudando financieramente a Turquía.
Los
norteamericanos reaccionaron vivamente a esta nueva amenaza. Conscientes de que
las zonas bajo dominio soviético eran "irrecuperables", optan por
implicarse activamente en la defensa del sur y del oeste del continente. En un
discurso pronunciado el 12 de marzo en el Congreso, Truman no solo demandó la
aprobación de una ayuda de 400 millones de dólares para Grecia y Turquía, sino
que se sentó una verdadera doctrina de política exterior, la Doctrina Truman. Afirmando que EE.UU. ayudaría a cualquier gobierno
que hiciera frente a la amenaza comunista, el presidente norteamericano
proclama la voluntad de su país de aplicar una política de contención
del comunismo.
Esta nueva
voluntad estadounidense tenía su principal desafío en Europa occidental. Aquí
la recuperación tras la devastación de la guerra estaba siendo muy lenta o
inexistente lo que favorecía la agitación y la propaganda comunista. Francia e
Italia tenían poderosos partidos comunistas que podrían ser la base de la
expansión soviética al occidente del continente. El nuevo ambiente de
enfrentamiento provocó la expulsión de los ministros comunistas que
participaban en gobiernos de coalición en París, Roma y Bruselas en el período
de marzo a mayo de 1947.
El Plan
Marshall. Para contener al
comunismo era necesario poner las condiciones económicas que impidieran su
expansión. Así, el 5 de junio de 1947 en un discurso en la universidad de
Harvard, el secretario de estado, George Marshall, anunció el Programa de
Recuperación Europeo (European Recovery Program), conocido popularmente como el
Plan Marshall.
Se trataba
de un masivo programa de generosa ayuda económica para Europa. Aunque el Plan
servía claramente a los intereses diplomáticos y de potencia de EE.UU., lo que
Churchill calificó, quizá exageradamente, como "el acto menos sórdido de
la historia", supuso una extraordinaria inyección de ayuda económica que
permitió la acelerada recuperación de Europa occidental.
Washington
ofreció la ayuda a todos los países europeos, aunque determinó que para
recibirla era necesario crear mecanismos de colaboración económica entre los
beneficiarios. Este hecho precipitó la negativa de Stalin a aceptar el Plan,
forzando a los países que habían caído bajo su esfera de influencia a rechazar
la ayuda. El Plan Marshall vino a
dividir a Europa en dos: la occidental que va a iniciar un rápido crecimiento
económico y la oriental, sometida a la URSS, y que va a tener grandes
dificultades de desarrollo. La excepción a esta regla fue la España de
Franco, a la que se negó la ayuda por el carácter fascista de su régimen
político.
La
respuesta soviética
La URSS,
que había obligado al gobierno checoslovaco a renunciar al Plan Marshall tras
haberlo aceptado, reaccionó en septiembre de 1947 creando la Kominform (Oficina
de Información de los Partidos Comunistas y Obreros). Este organismo tenía como
finalidad coordinar y armonizar las políticas de los partidos comunistas
europeos.
Fin de la
guerra
La guerra
fría terminó por el derrumbe de uno de sus contendientes. El proceso de
reformas iniciado por Gorbachov en 1985 precipitó una dinámica que terminó
llevándose por delante la propia existencia del estado fundado por Lenin.
En medio de
una profunda crisis económica, con una población gracias a la glasnost cada vez
más consciente de la crueldad y la corrupción que había caracterizado la
dictadura soviética, el nacionalismo vino a actuar como factor incontenible de
disgregación del estado soviético, heredero del Imperio zarista.
El
movimiento centrífugo se inició en las repúblicas bálticas, que durante el
otoño de 1989 dejaron claro su intención de romper los lazos con un estado al
que se habían unido como víctimas del Pacto que firmaron Molotov y Von Ribbentrop
en 1939. Paralelamente el nacionalismo aparecía en las repúblicas caucásicas,
azuzado por el enfrentamiento entre armenios y azeríes en Nagorno-Karabaj en
1988.
Cuando en
febrero de 1990, Gorbachov dio un paso
adelante en su perestroika renunciando al monopolio político del PCUS y
convocando elecciones parcialmente pluralistas, se encontró con que en
Lituania, Letonia, Estonia y Moldavia ganaban las fuerzas políticas
independentistas. Lituania declaró inmediatamente su independencia, sentando un
precedente para las demás repúblicas que constituían la URSS.
El
movimiento que definitivamente derrumbó la URSS vino... de Rusia, la nación que
había construido el imperio zarista, antecesor del estado soviético. En mayo de
1990, Borís Yeltsin, quien había sido expulsado del PCUS en 1987, fue elegido
presidente del Parlamento ruso. Desde esa posición de poder, Yeltsin impulsó
medidas que precipitaron el fin de la Unión Soviética.
En julio de
1990, el XXVIII Congreso del PCUS constató la acelerada decadencia del partido
que había aglutinado al estado soviética durante décadas. El propio ministro de
asuntos exteriores Eduard Shevarnadze
dimitió en diciembre de 1990 en protesta por lo que él veía como un inminente
golpe de estado que devolvería al país a la época de Breznev.
Acorralado
entre las fuerzas comunistas conservadoras que buscaban una vuelta atrás en el
proceso de reformas y las fuerzas reformistas y nacionalistas, Gorbachov trató
de negociar un nuevo Tratado de la Unión que reconstruyera sobre nuevas bases
de mayor libertad nacional la antigua URSS. Sin embargo, los comunistas
ortodoxos trataron de imponer una solución de fuerza, el 19 de agosto de 1991,
Gorbachov era secuestrado en su residencia de veraneo en el Mar Negro y un
grupo de comunistas de la línea dura se ponían al frente de un golpe militar.
La falta de unidad en el ejército y las acciones de protesta popular en Moscú
hicieron fracasar el golpe. Fue el momento de Borís Yeltsin, quién se puso al
frente de la protesta contra el golpe en la capital del país.
El golpe
militar frustrado fue como la señal de alarma que precipitó la huida
precipitada de todas las repúblicas de una Unión Soviética que a nadie ya
interesaba. Mientras el PCUS, el instrumento político que había aglutinado a la
URSS, era prohibido.
El 1 de
diciembre de 1991, el 90.3 % de los ucranianos votaron por la independencia. El
8 de ese mes, en una solución improvisada sobre la marcha, los líderes de
Rusia, Ucrania y Bielorrusia, Borís Yeltsin, Leonid Kravchuk y Stanislav
Shushkevich, se encontraron cerca de Brest-Litovsk y acordaron la denominada
Declaración de Belovezhskaya Pusha: las tres repúblicas eslavas abandonaban la
URSS y formaban una así llamada Confederación de Estados Independientes. El 21
de diciembre, en un encuentro celebrado Almá Atá, ocho de los doce repúblicas
restantes de la URSS (Estonia, Letonia, Lituania y Moldavia habían optado por
la independencia pura y simple) siguieron el ejemplo de Rusia, Ucrania y
Bielorrusia.
Impotente y
abandonado por casi todos, Gorbachov dimitió como Presidente de la URSS el día
25 de diciembre de 1991. La bandera roja soviética era arriada en el Kremlin de
Moscú. La bandera rusa la sustituía. Rusia tomaba el relevo de la URSS en la
escena internacional: las embajadas, el puesto permanente en el Consejo de
Seguridad, el control del armamento nuclear soviético... Sin embargo, el mundo
bipolar de la guerra fría había tocado a su fin. Anunciado por el presidente
Bush a principios de 1991, nacía un "nuevo orden mundial".