EL IMPERIO DE LOS OTOMANOS. Se
desarrollaron en Asia central (Turquestán) Luego de Conquistar
Constantinopla en 1453, el Imperio Otomano conoció un auge sin precedentes.
Bajo el empuje de sucesivos sultanes (gobernantes) los otomanos llegaron a
dominar la península Balcánica, el Cercano Oriente y el norte de África entre
los siglos XVI y XVII. Durante los gobiernos de Bayaceto (1481-1512) y
Selim I (1512-1520) el imperio se consolidó.
Durante
el Gobierno de Soliman II el magnífico (1520-1566), el imperio Otomano alcanzó
su apogeo y amenazó los Estados cristianos europeos. Ante el peligro, se formó
la Liga Santa (Sacro imperio, Venecia y el Papa) Esta alianza derrotó a la
flota otomana en la batalla de Lepanto (1571), con lo que se detuvo su
avance. Posteriormente, el imperio entró en una fase de decadencia por una
sucesión de sultanes incapaces y dominados por sus visires y sus esposas. En el
siglo XVII, los otomanos volvieron a amenazar Europa, e incluso llegaron a
sitiar Viena en 1683. No obstante, desde entonces, poco a poco los otomanos
cedieron territorios ante el empuje de los imperios austriaco y ruso.
EL IMPERIO MONGOL. Fue el
imperio más extenso de la historia, llegó a ocupar casi todo Asá y parte de
Europa.
Fue
creado por Gengis Kan en el siglo XIII. A inicios del siglo XVI, el príncipe
Baber, de origen mongol, invadió el norte de la India en 1526 y fundó
las bases de un nuevo gran Estado musulmán. Luego de un periodo de
luchas contra los afganos y la resistencia india, Akbar, monarca mogol entre
1556 y 1605, logró conquistar gran parte de la península Indostánica (India,
Pakistán, Bangladés, Sri Lanka, las Maldivas, Bután y Nepal). Además de sus
conquistas, este emperador consolidó su poder delegando altos cargos a los
rajputs, le élite de la población hinduista nativa, y desarrollando una
política de tolerancia y equilibrio interno y externo. En el siglo XVII, el
único gran monarca mogol, Aurangzeb, quien gobernó entre 1658y 1707, impuso una
política más represiva contra la población hinduista, lo que ocasionó
constantes rebeliones que, luego de su muerte, terminaron por minar la
fortaleza del imperio.
Mientras
tanto, las potencias europeas ya habían empezado a ocupar algunas zonas del
país. En el siglo XVII, los enclaves portugueses fueron sometidos poco a poco
por la Compañía de las Indias Orientales, fundada en 1600, y que puso las bases
de la dominación británica sobre la India. En el siglo XVIII, ni el Gran Mogol,
que solo mantenía un dominio simbólico, ni la Confederación Mahratta, dirigida
por príncipes hindúes, lograron evitar que la India quedase finalmente
convertida en el principio del Imperio Británico.
EL IMPERIO DE CHINA. Entre
los siglos XVI y XVIII, la historia china estuvo marcada por dos dinastías
imperiales: Ming y Qing. Durante la época Ming, el emperador Yongle inició
las ampliaciones de la Gran Muralla para defenderse de los ataques de los
mongoles y construyó la Ciudad Prohibida, el palacio imperial, en Pekín. No
obstante, la corrupción entre los funcionarios provocó desórdenes en la
administración y la economía, así como la proliferación de rebeliones
populares. Entre 1627 y 1644, una gran revuelta campesina logró finalmente
tomar la capital. El último emperador Ming se suicidó y ante la impotencia del
ejército, la aristocracia llamó a los manchúes, pueblo nómada del norte, para
poner orden.
Los
manchues aprovecharon la ocasión para soguzgar el país fundando una nueva
dinastía: la Qing. Aunque inicialmente trataron con dureza a la población china
sometida, pronto los monarcas se adaptaron al sistema chino y establecieron un
sistema administrativo y económico que dio lugar a un largo período de
prosperidad en el siglo XVIII. Durante el gobierno de tres grandes emperadores,
Kangxi, Yongzheng y Qianlong, China se convirtió en el Estado más próspero y
poderosos del mundo.
EL IMPERIO DE JAPÓN. Luego
de pasar por un largo periodo feudal, en el que señores provinciales los daimyo
dominaban el país, en el siglo XVI se
iniciaron los intentos de reunificación central. En 1603, el emperador,
entonces reducido a funciones sacerdotales, nombró shogún a Tokugawa leyasu,
bajo cuyo gobierno se trasladó la capital a Tokio y se impuso un sistema
centralizador que, aunque mantenía los feudos, tenía a los señores muy
vigilados. Los sucesores de Tokugawa cerraron al país a cualquier influencia
extranjera y mantuvieron su poder con el respaldo de los samuráis, la poderosa
casta guerrera del país.
ÁFRICA. Los
portugueses fueron los primeros europeos en explorar el África, a fines del
siglo XVI. Ellos habían construido fuertes en distintos puntos de la costa
africana. Pero, a mediados del siglo XVII, holandeses, británicos, franceses,
suecos, daneses y alemanes arribaron a las costas africanas. ¿Por qué? Las
razones fueron básicamente económicas: tomar el control de la ruta marítima
hacia el Asia y participar del lucrativo comercio de esclavos hacia América.
En 1652
arribaron a la Bahía de la Mesa (este del Cabo de Buena Esperanza) tres navíos
de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, con el propósito de
consolidar su presencia en ese punto estratégico para el comercio con Asia. Jan
van Riebeeck fundó Ciudad de Cabo e instaló una base permanente. Así, lo que
comenzó como una base logística y de aprovisionamiento para las embarcaciones
de la Compañía en ruta hacia el Asia, con el tiempo se fue extendiendo y varios
granjeros holandeses, conocidos como bóers, comenzaron a instalarse fuera de
Ciudad del Cabo.
Debido
a la expansión de su influencia comercial en África, los holandeses entraron en
conflicto con ingleses y portugueses. De esa manera, por la fuerza, ocuparon
los fuertes ingleses ubicados en Cape Coast (actual Ghana) y se apoderaron del
tráfico comercial del océano Indico, pero fracasaron en su intento de arrebatar
a los portugueses el control de Mozambique (1608)
Los
ingleses también desplegaron todos sus esfuerzos por controlar una ruta
marítima comercial hacia Asia. De esa manera, recuperaron Cape Coast(1664) y
construyeron en sus alrededores el Fuerte Victoria(1702), para proteger sus
instalaciones del acecho de holandeses y portugueses.
El desarrollo de la esclavitud en
África fue producto principalmente del aumento del consumo del azúcar en Europa
y la colonización de América. En efecto, a inicios
del siglo XVII el mercado occidental empezó a demandar nuevos productos, como
azúcar, ron, tabaco y algodón. En ese contexto, los ingenuos azucareros
ubicados en las Antillas, Brasil y el sur de Estados Unidos experimentaron un
período de bonanza económica que exigía mayores volúmenes de producción.
El
descenso de la población indígena, diezmada por las enfermedades europeas, dejó
sin trabajadores las extensas plantaciones de caña de azúcar. Por ello, los
portugueses comenzaron a exportar mano de obra africana a sus ingenios de
Brasil y las Antillas a través de Portugal y luego directamente desde África.
Durante los siguientes siglos, el comercio de esclavos creció
considerablemente. Se estima que entre los siglos XVI y XIX, 10 millones de
esclavos africanos fueron transportados hacia el continente americano.
El
circuito comercial atlántico seguía el siguiente proceso: los barcos navegaban
hacia África, donde compraban esclavos a cambio de textiles, armas de fuego,
pólvora, licores y enseres domésticos. Luego, los esclavos eran vendidos en las
diversas regiones de América, junto con manufacturas europeas, a cambio de
azúcar, tabaco y otros productos menores con los que regresaban a Europa.
En las
islas caribeñas el tráfico de esclavos fue mayor que en otras regiones. Cuando
las plantaciones se expandieron a Barbados, Antigua, Jamaica, y en el siglo
XVIII a Santo Domingo, los cargamentos de azúcar y tabaco subieron
estrepitosamente. Por ejemplo, los cargamentos de azúcar a Londres se incrementaron
de un promedio anual de 17 mil toneladas (1663-1669) a 46 mil (1750-1754),
mientras que los de tabaco aumentaron de 17,2 toneladas en a699 a 24,9
toneladas en 1750. Por otro lado, los efectos sociales del tráfico entre las
comunidades africanas fueron devastadores. Los "cazadores de
esclavos" dispersaban las comunidades africanas y capturaban adultos y
niños en su búsqueda frenética del mayor número de africanos.
OCEANÍA. En 1642
y 1644, Abel Tasman, al servicio de la Compañía Holandesa de las Indias
Orientales, realizó dos expediciones exploratorias en "Nueva Holanda"
(Actual Australia). Desde la perspectiva de la Compañía, las expediciones
fueron un fracaso, pues no se encontraron nuevas regiones para el comercio o
alguna nueva ruta marítima. Tuvo que pasar más de un siglo para que otro
europeo visitara Oceanía. Esta vez fue el explorador británico James Cook auspiciado
por la Royal Society, quien realizó tres viajes hacia Australia (1768-1771 ,
1772 - 1775 y 1776 - 1779). Sus expediciones permitieron para Gran Bretaña de
la costa este de Australia y la recolección de información para la elaboración
del mapa de Nueva Zelanda.