lunes, 21 de abril de 2014

ASIA. ÁFRICA Y OCEANÍA




IMPERIOS ASIÁTICOS.
EL IMPERIO DE LOS OTOMANOS. Se desarrollaron en Asia central (Turquestán) Luego de Conquistar Constantinopla en 1453, el Imperio Otomano conoció un auge sin precedentes. Bajo el empuje de sucesivos sultanes (gobernantes) los otomanos llegaron a dominar la península Balcánica, el Cercano Oriente y el norte de África entre los siglos XVI y XVII. Durante los gobiernos de Bayaceto (1481-1512) y Selim I (1512-1520) el imperio se consolidó.
Durante el Gobierno de Soliman II el magnífico (1520-1566), el imperio Otomano alcanzó su apogeo y amenazó los Estados cristianos europeos. Ante el peligro, se formó la Liga Santa (Sacro imperio, Venecia y el Papa) Esta alianza derrotó a la flota otomana en la batalla de Lepanto (1571), con lo que se detuvo su avance. Posteriormente, el imperio entró en una fase de decadencia por una sucesión de sultanes incapaces y dominados por sus visires y sus esposas. En el siglo XVII, los otomanos volvieron a amenazar Europa, e incluso llegaron a sitiar Viena en 1683. No obstante, desde entonces, poco a poco los otomanos cedieron territorios ante el empuje de los imperios austriaco y ruso.
EL IMPERIO MONGOL. Fue el imperio más extenso de la historia, llegó a ocupar casi todo Asá y parte de Europa.
Fue creado por Gengis Kan en el siglo XIII.  A inicios del siglo XVI, el príncipe Baber, de origen mongol, invadió el norte de la India en 1526 y fundó las bases de un nuevo gran Estado musulmán. Luego de un periodo de luchas contra los afganos y la resistencia india, Akbar, monarca mogol entre 1556 y 1605, logró conquistar gran parte de la península Indostánica (India, Pakistán, Bangladés, Sri Lanka, las Maldivas, Bután y Nepal). Además de sus conquistas, este emperador consolidó su poder delegando altos cargos a los rajputs, le élite de la población hinduista nativa, y desarrollando una política de tolerancia y equilibrio interno y externo. En el siglo XVII, el único gran monarca mogol, Aurangzeb, quien gobernó entre 1658y 1707, impuso una política más represiva contra la población hinduista, lo que ocasionó constantes rebeliones que, luego de su muerte, terminaron por minar la fortaleza del imperio.
Mientras tanto, las potencias europeas ya habían empezado a ocupar algunas zonas del país. En el siglo XVII, los enclaves portugueses fueron sometidos poco a poco por la Compañía de las Indias Orientales, fundada en 1600, y que puso las bases de la dominación británica sobre la India. En el siglo XVIII, ni el Gran Mogol, que solo mantenía un dominio simbólico, ni la Confederación Mahratta, dirigida por príncipes hindúes, lograron evitar que la India quedase finalmente convertida en el principio del Imperio Británico.
EL IMPERIO DE CHINA. Entre los siglos XVI y XVIII, la historia china estuvo marcada por dos dinastías imperiales: Ming y Qing. Durante la época Ming, el emperador Yongle inició las ampliaciones de la Gran Muralla para defenderse de los ataques de los mongoles y construyó la Ciudad Prohibida, el palacio imperial, en Pekín. No obstante, la corrupción entre los funcionarios provocó desórdenes en la administración y la economía, así como la proliferación de rebeliones populares. Entre 1627 y 1644, una gran revuelta campesina logró finalmente tomar la capital. El último emperador Ming se suicidó y ante la impotencia del ejército, la aristocracia llamó a los manchúes, pueblo nómada del norte, para poner orden.
Los manchues aprovecharon la ocasión para soguzgar el país fundando una nueva dinastía: la Qing. Aunque inicialmente trataron con dureza a la población china sometida, pronto los monarcas se adaptaron al sistema chino y establecieron un sistema administrativo y económico que dio lugar a un largo período de prosperidad en el siglo XVIII. Durante el gobierno de tres grandes emperadores, Kangxi, Yongzheng y Qianlong, China se convirtió en el Estado más próspero y poderosos del mundo.
EL IMPERIO DE JAPÓN. Luego de pasar por un largo periodo feudal, en el que señores provinciales los daimyo  dominaban el país, en el siglo XVI se iniciaron los intentos de reunificación central. En 1603, el emperador, entonces reducido a funciones sacerdotales, nombró shogún a Tokugawa leyasu, bajo cuyo gobierno se trasladó la capital a Tokio y se impuso un sistema centralizador que, aunque mantenía los feudos, tenía a los señores muy vigilados. Los sucesores de Tokugawa cerraron al país a cualquier influencia extranjera y mantuvieron su poder con el respaldo de los samuráis, la poderosa casta guerrera del país.
ÁFRICA. Los portugueses fueron los primeros europeos en explorar el África, a fines del siglo XVI. Ellos habían construido fuertes en distintos puntos de la costa africana. Pero, a mediados del siglo XVII, holandeses, británicos, franceses, suecos, daneses y alemanes arribaron a las costas africanas. ¿Por qué? Las razones fueron básicamente económicas: tomar el control de la ruta marítima hacia el Asia y participar del lucrativo comercio de esclavos hacia América.
En 1652 arribaron a la Bahía de la Mesa (este del Cabo de Buena Esperanza) tres navíos de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, con el propósito de consolidar su presencia en ese punto estratégico para el comercio con Asia. Jan van Riebeeck fundó Ciudad de Cabo e instaló una base permanente. Así, lo que comenzó como una base logística y de aprovisionamiento para las embarcaciones de la Compañía en ruta hacia el Asia, con el tiempo se fue extendiendo y varios granjeros holandeses, conocidos como bóers, comenzaron a instalarse fuera de Ciudad del Cabo.
Debido a la expansión de su influencia comercial en África, los holandeses entraron en conflicto con ingleses y portugueses. De esa manera, por la fuerza, ocuparon los fuertes ingleses ubicados en Cape Coast (actual Ghana) y se apoderaron del tráfico comercial del océano Indico, pero fracasaron en su intento de arrebatar a los portugueses el control de Mozambique (1608)
Los ingleses también desplegaron todos sus esfuerzos por controlar una ruta marítima comercial hacia Asia. De esa manera, recuperaron Cape Coast(1664) y construyeron en sus alrededores el Fuerte Victoria(1702), para proteger sus instalaciones del acecho de holandeses y portugueses.
El desarrollo de la esclavitud en África fue producto principalmente del aumento del consumo del azúcar en Europa y la colonización de América. En efecto, a inicios del siglo XVII el mercado occidental empezó a demandar nuevos productos, como azúcar, ron, tabaco y algodón. En ese contexto, los ingenuos azucareros ubicados en las Antillas, Brasil y el sur de Estados Unidos experimentaron un período de bonanza económica que exigía mayores volúmenes de producción.
El descenso de la población indígena, diezmada por las enfermedades europeas, dejó sin trabajadores las extensas plantaciones de caña de azúcar. Por ello, los portugueses comenzaron a exportar mano de obra africana a sus ingenios de Brasil y las Antillas a través de Portugal y luego directamente desde África. Durante los siguientes siglos, el comercio de esclavos creció considerablemente. Se estima que entre los siglos XVI y XIX, 10 millones de esclavos africanos fueron transportados hacia el continente americano.
El circuito comercial atlántico seguía el siguiente proceso: los barcos navegaban hacia África, donde compraban esclavos a cambio de textiles, armas de fuego, pólvora, licores y enseres domésticos. Luego, los esclavos eran vendidos en las diversas regiones de América, junto con manufacturas europeas, a cambio de azúcar, tabaco y otros productos menores con los que regresaban a Europa.
En las islas caribeñas el tráfico de esclavos fue mayor que en otras regiones. Cuando las plantaciones se expandieron a Barbados, Antigua, Jamaica, y en el siglo XVIII a Santo Domingo, los cargamentos de azúcar y tabaco subieron estrepitosamente. Por ejemplo, los cargamentos de azúcar a Londres se incrementaron de un promedio anual de 17 mil toneladas (1663-1669) a 46 mil (1750-1754), mientras que los de tabaco aumentaron de 17,2 toneladas en a699 a 24,9 toneladas en 1750. Por otro lado, los efectos sociales del tráfico entre las comunidades africanas fueron devastadores. Los "cazadores de esclavos" dispersaban las comunidades africanas y capturaban adultos y niños en su búsqueda frenética del mayor número de africanos.
OCEANÍA. En 1642 y 1644, Abel Tasman, al servicio de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, realizó dos expediciones exploratorias en "Nueva Holanda" (Actual Australia). Desde la perspectiva de la Compañía, las expediciones fueron un fracaso, pues no se encontraron nuevas regiones para el comercio o alguna nueva ruta marítima. Tuvo que pasar más de un siglo para que otro europeo visitara Oceanía. Esta vez fue el explorador británico James Cook auspiciado por la Royal Society, quien realizó tres viajes hacia Australia (1768-1771 , 1772 - 1775 y 1776 - 1779). Sus expediciones permitieron para Gran Bretaña de la costa este de Australia y la recolección de información para la elaboración del mapa de Nueva Zelanda.

ESTADOS EUROPEOS MODERNOS



Tiempo Histórico: EDAD MODERNA
Tiempo Cronológico: corresponde desde Caída del Imperio Romano de Oriente (Constantinopla) en 1453 hasta 1789 con la Revolución Francesa.
Desde finales del siglo XIV ya comienzan a manifestarse una serie de cambios y transformaciones que van a dar como consecuencia una nueva etapa en la historia europea y también mundial, ya que la influencia de los estados europeos comenzará a extenderse por el recién "descubierto" continente americano; se expande por zonas costeras de África y puntos de Asia. Se da comienzo a un proceso de intercambio global.
Tradicionalmente se toma la caída de Constantinopla (1453), conquistada por los turcos, como punto de partida de esta nueva etapa. Pero como hemos comentado, los cambios que van a dar lugar a una nueva concepción de las relaciones económicas, políticas, culturales y artísticas comienzan ya en el siglo XIV.
En este período veremos como:
Las monarquías feudales van a ser sustituidas por monarquías autoritarias. Los reyes, con el apoyo de la pujante burguesía, van a conseguir mayores cuotas de poder y a controlar a los señores feudales. Ejemplos de monarquías autoritarias son los casos de España, Portugal, Francia e Inglaterra.
La economía feudal, basada en la posesión de la tierra, va a ver como la burguesía va a ganar mayor presencia en las actividades económicas. Nace el capitalismo comercial y con él la primera manifestación de globalización.
El mayor peso económico de la burguesía se va a manifestar en su deseo de tener una mayor relevancia social. La burguesía reclamará su presencia en la sociedad estamental y en los cargos administrativos y políticos.
Surgen nuevas corrientes de pensamiento. Se vuelve la vista hacia la cultura clásica: Grecia y Roma van a ser los referentes de una forma de pensamiento, el humanismo. Y también va a ser una época de grandes avances científicos. Los cambios también van a afectar a la religión: La Reforma protestante va a significar la ruptura de la unidad del mundo cristiano católico.
Gracias a los avances científicos y al desarrollo de las técnicas de navegación se pusieron las bases para los nuevos descubrimientos geográficos.
Estas transformaciones van a ir contribuyendo a un cambio de las relaciones sociales, económicas y políticas. Los cambios más significativos se dan en el campo político y económico, ya que la sociedad estamental va a mantenerse hasta la Revolución Francesa, a finales del siglo XVIII.
Transformaciones en la cultura y el arte
 El Humanismo es la nueva corriente de pensamiento que surge en Italia; sirve también para marcar el cambio de la Edad Media a la Edad Moderna. Esta corriente, que va a ser divulgada por escritores y filósofos, vuelve el punto de interés sobre el hombre y por la antigüedad clásica. En el arte, ligado al Humanismo, se va a desarrollar una nueva concepción artística: el Renacimiento.
La Reforma va a ser el reflejo de la crisis religiosa del catolicismo medieval. Martín Lutero va a ser el hombre que denuncie una situación de corrupción de algunos sectores eclesiásticos, en concreto del papado de Roma. Frente a la reforma luterana la iglesia católica planteó su propia renovación: la Contrarreforma.
Estos dos acontecimientos van a marcar el devenir de la historia europea, desarrollando, por un lado, una nueva forma de pensamiento más ligado al hombre y al individualismo, al comienzo de la investigación científica sin olvidar el peso que todavía mantiene la religión. Por otro lado, la escisión de la iglesia cristiana católica, entre protestantes y católicos, que se corresponderá con una división también geopolítica.
Origen:  
Europa después de caído el imperio romano, se había dividido en diferentes formas. En los últimos cuatro siglos la división había sido en base a los llamados feudos (especie de fincas) en propiedad de los señores feudales.
La idea de mantener la organización política con un estado unificado, gobernado por leyes que dictaba un rey poderoso prevalecía. Sin embargo la aparición de una nueva clase social como la burguesía que estaba en crecimiento comercial fue lo que posibilitó la unificación de los feudos en países monárquicos. El rey se unió a los burgueses para dominar a los feudales y garantizar facilidades al comercio y la industria, cuyos impuestos y tributos enriquecían al monarca.
A mediados del siglo XV comenzaron a desarrollarse en algunos países europeos monarquías centralizadas, es decir, estados que alcanzaron su unidad política en torno a la figura de un rey. Estos constituyeron los estados modernos.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII los estados más poderosos de Europa fueron: España, Francia e Inglaterra
ESPAÑA. Su territorio se encontraba dividido en varios reinos; siendo los más grandes (Castilla y Aragón) los que con el matrimonio de los Reyes Católicos: Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, lo que inicio su unificación (1469). Siendo más adelante reconquistado el Reino de Granada (1492) y luego el reino de Navarra se integró completándose la unificación española.
La reconquista de Granada y el descubrimiento de América en 1492, realizados durante el gobierno de los Reyes Católicos, marcaron el inicio del apogeo político y cultural de España; convirtiéndose en una de las primeras potencias del mundo en el siglo XVI, durante los reinados de Carlos V y Felipe II.
FRANCIA. Por voluntad de los nobles, se inició la dinastía de los Capetos con el rey Hugo Capeto; esta Dinastía unificó Francia e implanto el régimen hereditario.
Durante el gobierno de Felipe VI de Francia y Eduardo III de Inglaterra estalló la Guerra de los Cien Años; donde se inmortalizó la heroína Juana de Arco y trajo consigo la unificación del pueblo francés, perdiendo posesiones los ingleses en territorio de Francia. Logró su máximo esplendor en S XVIII, con la monarquía absoluta, aunque la consolidación de este régimen fue obra de Luis XIII y Luis XIV.
INGLATERRA. El reinado de Enrique VIII y el de Isabel I (dinastía de los Tudor), Inglaterra llegó a su gran apogeo político, dejando al parlamento bajo su dependencia y dominando la iglesia.
Los Estuardo, sucesores de los Tudor, que gobernaron en el siglo XVII, fracasaron en su intento de mantener  la monarquía absolutista, debido al estallido de dos revoluciones, una en 1648 y la otra en 1688. La primera revolución implantó la república, que degeneró en dictadura y la segunda, estableció la monarquía constitucional y el régimen parlamentario. Este sistema de gobierno está vigente en la actualidad en Inglaterra.
Aunque se debe resaltar que el apogeo de estos no se mantuvo; siendo el S XVII una época de crisis en el cual se pusieron de manifiesto los límites del sistema agrario tradicional imperante, que imponía un gran enriquecimiento y despilfarro de la nobleza y una extrema explotación y pobreza del campesinado. Esto también dio lugar a que surjan las nuevas ideas contra la monarquía, lo que termino los cambios en el sistema de gobierno.

viernes, 18 de abril de 2014

IDENTIDAD PERSONAL



La identidad personal es  el conjunto de características psicosomáticas que nos permite diferenciarnos a unos de otros. Responde a la pregunta  ¿Quién soy? ¿En qué me diferencio de los demás?
Construcción de la identidad.  En la construcción de nuestra identidad personal, podemos decir que es la adolescencia cuando surgen las primeras respuestas tentativas a la pregunta de ¿quién soy yo?, respuestas que vamos a estar revisando y actualizando por el resto de nuestras vidas. La identidad personal es un proceso que comienza a esbozarse en la infancia y se construye a lo largo de la vida.
Dimensiones de la identidad personal
BIOLÓGICA
PSICOLÓGICA
ESPIRITUAL
SOCIOCULTURAL
Se refiere a las características físicas externas, genéticas y hormonales (internas) que se  posee y poseerá  después de haber concluidos los cambios de la adolescencia.
Las características genéticas están dadas al momento de la fecundación y son únicas.
Todos los seres humanos tenemos características psicológicas distintas, es decir, pensamos y sentimos de manera diferente.
Tiene que ver con la búsqueda de un sentido de trascendencia y del sentido profundo de la existencia.
Esta búsqueda integra valores.
Se refiere a la presencia de la persona en relación con los demás, el sentido de pertenencia a un grupo.
El primer grupo al que pertenece la persona es la familia.
Pérdida de identidad. Si no se resuelve bien la crisis de identidad se puede aceptar una identidad creada por los padres, los amigos, o la autoridad. La falsa identidad  pone en contradicción actos, pensamientos y emociones, elimina la pasión y rebaja la autoestima.
Logro de Identidad. Construir identidad consume energías hasta que al final se convierten en el logro. Caer en la falsa identidad es fácil: asumir como propios planes ajenos, eludir el compromiso, como una hoja arrastrada por el viento o cambiar de colores según la ocasión, como el camaleón, diferir la resolución de la crisis produce parálisis por exceso de análisis.